ELEFANTE VERDE

ELEFANTE VERDE

Monday, July 28, 2008

Alimentando cachorros y mininos vagabundos


La mesa de fórmica blanquecina de mi madre tenía la marca de un círculo carbonizado en la parte de arriba como recuerdo de la ocasión en que coloqué una sartén demasiado caliente sobre ella. Mi madre no tenía dinero suficiente para comprar un mantel para cubrir la quemadura, pero cuando ella sospechaba que una persona no tenía donde pasar el Día de Acción de Gracias, siempre la invitaba a nuestra casa y añadía otra boca hambrienta a la mesa.

El Día de Acción de Gracias significaba para mí una casa llena de gente que yo nunca antes había visto y que nunca más volvería a ver. Pero cada año conocí el rostro de un país totalmente nuevo a través de los ojos de los inadaptados que se reunían alrededor de la marca carbonizada de la sartén. Y las historias que escuché fueron increíbles.

Era mágico.

Extraño esos días.

Yo observaba como mi madre dejaba de suplir sus propias necesidades durante las semanas previas al Día de Acción de Gracias. Su raquítico sueldo no era suficiente para alimentar a una casa llena de extraños, pero ella lo hacía de todas maneras. Y ningún huésped se preocupó nunca de estar comiendo más de lo que le correspondía. La opulencia de mi madre nos hacía creer, al menos por una hora, que éramos miembros de la realeza.

Lo que acabo de escribir es el tipo de cosas que alguien por lo general escribe cuando un ser querido muere, pero me complace reportar que mi madre está viva y saludable y que acaba de retornar de un viaje a la China.

Les cuento acerca de Sue Williams, mi madre, porque ella también me enseñó algo más cuando yo era joven. Ella decía que debíamos brindar nuestras flores a los vivos, y no reservarlas para los muertos.

“Cuando una persona muere, todos aquellos que la querían cancelarán sus obligaciones, enviarán un gran ramo de flores, y saltarán a un avión para volar desde muy lejos para ir y ver a su amigo en una caja.” Mamá esperaba un momento para que la idea cuajara. “Si voy a cancelar mis planes, comprar flores y viajar por una amistad, lo voy a hacer mientras mi amiga vive y puede oler las flores y disfrutar de la aventura conmigo. Y si mi amiga se despide de este mundo antes que yo, me quedaré sentada en mi hogar y recordaré el viaje que tomamos juntas.”

Una vez al año, mi madre invitaba a una amiga a una pequeña aventura; un viaje de 3 ó 4 días a algún lugar interesante. Taos con Teresa, Santa Fe con Dina. Un viaje a Alaska con Jacinta. A Virginia con Velma. Un viaje a las Bahamas con Vicky. A España con Cindy. Ellas son las personas a quienes mi madre aprecia demasiado como para asistir a sus funerales.

Stephen Levine plantea una pregunta muy interesante: “Si usted fuera a morir pronto y pudiera hacer solamente una llamada telefónica, ¿a quién llamaría y que le diría? Y ¿qué espera para hacerlo?”


Así que, díganos, ¿a quién llamaría?

Roy H. Williams, traducido por su partner en Latinoamérica Luis López

Fuente

No comments: