“Y una noche el hada de los sueños llegará a visitarte. Justamente en el día en que se te caiga un diente, ella lo reemplazará por una moneda, media vez te duermas temprano y pongas el diente caído bajo tu almohada”
En el transcurso de los últimos 3 meses parece ser que el tema de conversación favorito de mis sobrinos y yo, son las hadas. “¿Hay un hada de los dientes?”, pregunta Mariafer, “Campanita es un hada, ¿verdad?“ dice Cristina muy emocionada “¿Las hay de los sueños?”, esperanzada mi gemela Lucía, “¿Hay alguna que cuide de los animales?” inocentemente Javier, “Yo tengo una hada madrina” afirma Luis Eduardo. Mientras los “enanos”, que tienen entre 3 y 6 años, me borbandéan con sus preguntas y fantasías; algo inesperado sucede...
Mariafer se queda callada y decide excluirse de la conversación que sucede entre los cojines del sillón y por 3 segundos parece confundida. Abre los ojos tan grande como el Rio Motagua, abre su boca, traga aire y alcanza con sus dedos un pequeño lechoso diente que reposa entre su lengua y paladar. “Se me cayó, se me cayó (pausa), Mami, se me cayó un diente” grita para que mi prima vaya a ver el espectáculo.
Al unísono todos gritamos y Javier es el primero en decir: ¨Hoy sí vamos a ver al hada de los dientes”. Lo siento mi precioso sobrino; nunca la verás, pero la moneda es tuya para guardarla una eternidad.
¿Lo ves?, la disfrazada “hada de los dientes” en esta historia es mi prima quien tendrá que guiar a Mariafer en poner su diente de leche recién caído y reemplazarlo en su lugar con una moneda para que todas las historias de fantasía se cumplan y ella nunca deje de creer, para que nadie deje de creer. El hada es ficción, la moneda es real.
¿Qué promesa hacés con tus anuncios? El hada es tu única conexión para hacer que las personas crean que realmente al botar un diente recibirán una moneda a cambio. ¿Me doy a explicar?
Promociones, arquitectura en las salas de ventas, productos adheridos, diseño del empaque, cualquier cosa que sea que conecte una acción y una gratificación debe ser el enfoque de tu historia a contar, tu guión, tu idea.
Lo tangible es la moneda, el premio, el uso del producto, el mismo producto en sí, que se caiga el diente es el precio a pagar, puede ser dinero o tiempo, el hada, solo queda en la memoria.
Así como Pinocho buscó al Hada Azul para hacer su sueño propio y el de Gepetto realidad, yo sigo en búsqueda de “hadas” que hagan que el marketing sea un poco más real y genuino cada día.
¡Adios!, tengo que ir a jugar con los “enanos”.
P.D. ¿Alguien quiere decirme los nombres de las hadas que conocen?
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